Ver una película de Martin Scorsese siempre es una
experiencia cinematográfica. Es uno de los grandes directores de la historia de
Hollywood y leyenda viva del séptimo arte. “Silencio”, su última película, se
había convertido en una especie de obsesión para el director. Llevaba
intentando llevar a cabo el proyecto desde los años 80, y tres décadas después
lo ha conseguido.
La trama es la siguiente: en la segunda mitad del siglo
XVII, dos jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de un misionero que,
tras ser perseguido y torturado, ha renunciado a su fe. Ellos mismos vivirán el
suplicio y la violencia con que los japoneses reciben a los cristianos.
“Silencio” es una de esas películas que requiere la atención
del espectador desde el primer momento. Reconozco que no es una película fácil
de ver, las dos horas y cuarenta minutos de metraje pueden hacerse pesadas si
uno no va a verla con la predisposición adecuada. Han de saber que no hay
acción. Nada, cero. Esta no es una película más de Scorsese, de hecho es muy
diferente a todo lo que el director americano nos tiene acostumbrados. Es una
cinta que se cuece a fuego lento, sin prisa alguna. Va paso a paso.
Scorsese se recrea en
cada plano dándole una belleza especial. La fotografía, a cargo de Rodrigo
Pireto, es espectacular. Todas las imágenes del filme son especialmente bellas, y todo está
cuidado hasta el extremo.
El guión, firmado por Jay Cocks y Martin Scorsese y que está
basado en la novela de Shusaku Endo, es bastante bueno. Tiene un ritmo pausado
pero adecuado, y no se hace pesado en ningún momento. Plantea algunas
cuestiones y dilemas religiosos que dan bastante que pensar, y trata el tema de
la deidad de una forma muy natural y adecuada.
En cuanto a las interpretaciones, todo el peso de la
película recae sobre Andrew Garfield, Adam Driver y Liam Neeson. Antes de nada,
decir que todos los actores asiáticos que aparecen en la película en diferentes
momentos llevan a cabo magnificas interpretaciones, repletas de fuerza y
sentimiento. Dicho esto, Garfield, Driver y Neeson resaltan sobre el resto.
Driver, que paso a paso se va abriendo un hueco en Hollywood, ha realizado una
interpretación muy seria y convincente. Se ha entregado al papel hasta el
extremo, lo que puede apreciarse en su deteriorado y famélico aspecto físico.
Otro buen trabajo de Adam Driver. Andrew Garfield es el protagonista
indiscutible de la cinta. El peso de “Silencio” cae completamente sobre él. A
nivel personal, no soy precisamente devoto de Garfield, pero he de reconocer
que esta es sin duda la mejor interpretación de su corta carrera hasta ahora.
Ha creado un personaje que evoluciona al mismo ritmo de la película, poco a
poco. Su entrega física para el papel también ha sido total, y al igual que
Driver ha perdido bastante peso. Un gran trabajo realizado por el joven actor,
que también se está haciendo su hueco en el duro y competitivo mundo de
Hollywood. Sin embargo, es Liam Neeson el que sobresale sobre el resto. Su rol
en la película se limita al de actor secundario, pero vaya actor secundario… No
aparece mucho en el filme si tenemos en cuenta la duración de este, pero cuando
lo hace, no hay color. La madurez y fuerza de Neeson superan a las ganas y
entusiasmo de Garfield y Driver, más jóvenes y con menos experiencia,
obviamente. Neeson consigue transmitir multitud de emociones y sentimientos sin
apenas despeinarse. Magnífico trabajo del ya veterano actor.
Y qué decir del gran Martin Scorsese... pues que lo ha
vuelto a hacer. Ha vuelto a realizar una película de gran calidad, cine del
bueno. “Silencio”, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado, ha resultado
ser finalmente una buena película, pese a todos los contratiempos. No está al
nivel de las obras maestras del director, como “Taxi Driver”, “Goodfellas” o
“Infiltrados”, pero aún así está entre las diez mejores películas de su
filmografía. Scorsese ha cuidado cada plano y cada momento, sabedor de que
llevaba décadas esperando hacer realidad este proyecto, y seguro ha disfrutado
haciéndolo. Pero más allá de todos los apartados técnicos que podríamos entrar
a valorar del trabajo de Scorsese en “Silencio”, lo que más valoro y aprecio es
su valor para, a su edad, haber salido completamente de su registro habitual
para realizar la que probablemente es su película más personal. Chapó por ello.
Me ha resultado bastante complicado realizar la crítica de
esta película. Es difícil hablar sobre una película la cual sabes que te ha
gustado e impresionado, pero que al mismo tiempo sabes que no recomendarías. Es
como hablar por hablar, sin un motivo aparente. No intento convencerles de que
vean “Silencio”, porque no es una película que se vea fácilmente. Hay que
saborearla y verla en el momento oportuno. En general no la recomendaría, no
porque no me haya gustado, todo lo contrario, sino porque creo que no es un
filme que atrae a simple vista. Creo que “Silencio” hay que verla si quieres
tener una experiencia religiosa cinematográfica potente y que haga reflexionar,
que haga pensar. Si vas a ver “Silencio” por el simple hecho de ver una
película, o simplemente por ver la nueva película de Scorsese, no lo hagas,
porque probablemente te decepcione. Ahora bien, si vas a verla porque quieres
gastar casi tres horas de tu vida disfrutando de una experiencia religiosa de
fe y de una película de gran belleza, hazlo, porque entonces podrás disfrutarla.
Es curioso porque “Silencio” va camino de ser una de esas
películas que la crítica alaba y el público rechaza. Yo, como público, la
alabo, y ahora, como crítico, también.
Concluyendo, otra buena película de Martin Scorsese, repleta
de bellísimas imágenes y conmovedores y duros momentos, que impresiona y no
deja indiferente, para bien o para mal.
Puntuación: 8’1/10
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