jueves, 13 de febrero de 2020

El hilo invisible - Paul Thomas Anderson (2017)

Tras tres años de inactividad, he decidido volver por aquí e intentar retomar esta vieja afición... volvemos a empezar. 

Sinopsis. Año 1950, Londres. El modisto de renombre Reynolds Woodcock y Cyril, su hermana, lideran la moda británica, vistiendo a cualquier mujer elegante de la época, incluyendo miembros de la realeza. Un día, Reynolds conocerá a Alma, que se convertirá en su musa y amante, lo que supondrá una alteración en su vida extremadamente cuidada y planificada.

Más allá de cualquier apreciación que se haga, esta película siempre será recordada por ser la última en la que Daniel Day-Lewis participó como actor, dando por finalizada una carrera espectacular, con tres Oscar a mejor actor principal a sus espaldas.

Las películas de Paul Thomas Anderson siempre son especiales de una forma u otra. En esta ocasión nos regala una exhibición de estilo y sofisticación a la altura de pocos. De ritmo pausado y con un profundo estudio de sus dos personajes principales, todo se embellece con unos planos y una fotografía de belleza incuestionable.

El film puede parecer un poco lento en ocasiones, dando la sensación de que no ocurre nada que merezca nuestra atención, pero desde mi humilde punto de vista es aquí donde está la clave de la película. Thomas Anderson realiza un estudio a fondo de sus personajes, que se cuece a fuego lento, con algunos momentos de violencia psicológica entre Reynolds (Woodcock) y Alma (Vicky Krieps) que son desconcertantes en ocasiones.

De hecho, si tuviese que definir la relación entre ambos personajes usaría esa palabra: desconcertante. Podría etiquetarse por lo que hoy consideramos como una relación tóxica, y es así. Sin embargo, en este caso concreto ninguno de los dos sale perdiendo.

Alma consigue lo que quiere en un principio, pero acaba siendo utilizada por Reynolds y Cyril, la hermana de este, siendo relegada a un plano completamente secundario en el que llega a convertirse prácticamente en un objeto. No obstante, las tornas cambian, y Alma descubrirá cómo conseguir que Reynolds le de lo que ella quiere.

Es en esa tensión entre los dos donde radica esa violencia psicológica antes mencionada que marca por completo la película, y que nos permite ver cómo ambos personajes acaban consiguiendo lo que quieren al mismo tiempo que se amoldan a lo que uno quiere del otro.

Daniel Day-Lewis, como siempre, está espectacular. Da vida a un personaje atormentado, que tiene todo lo que quiere, pero cuya vida no existe, pues se limita a refugiarse en su trabajo. Su vida está completamente controlada por sus hábitos y manías. Todo está planificado, nada se sale de lo estipulado, sin perder (prácticamente nunca) las formas en ningún momento. Day-Lewis consigue transmitirnos perfectamente ese tormento personal, su incomprensión e intransigencia hacia lo ajeno, y sus anhelos sentimentales, los cuáles no es capaz de conseguir por su excesiva dedicación al trabajo.

En esa vida tan dirigida entra en acción su hermana Cyril (Lesley Manville), que es una especie de secretaria/empresaria que dirige toda la logística del negocio que ambos poseen. Se adapta completamente a las exigencias de su hermano, sin poner en duda todos sus hábitos y dándole todo lo que necesita para que trabaje, lo cual le beneficia. Pero al mismo tiempo, sabe (o cree saber) lo que su hermano quiere y necesita. Manville consigue que su personaje, de carácter tranquilo y de pocas palabras, transmita un magnetismo que hace que cada vez que aparece en escena se sienta una cierta sensación de “peligro” que puede afectar a Alma.

Especial mención merece el diseño de vestuario de la película, con multitud de vestidos “haute couture” que suponen un claro reflejo de lo que era el diseño de la moda en aquellos años.

La banda sonora también acompaña muy bien a la película, añadiendo un toque más de delicadeza y belleza que conecta sin problemas con la historia que se nos está narrando.
Anderson nos deleita así con un film que no dejará indiferente a nadie (en ocasiones para mal, en mi caso para bien) y que cuenta con una lectura mucho más profunda de lo que puede parecer en un principio.

Me gustaría resaltar la escena final, en la que esa violencia psicológica se transforma prácticamente en terror, añadiendo una tensión a la escena que la ensalza y la convierte en un gran cierre para la película, cerrando el círculo entre ambos personajes.

Puntución: 8’1


Aquí les dejo el trailer en versión original subtitulado en español.



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